En cuanto conocí la noticia y una vez mis hijos dormían plácidamente ajenos a mis preocupaciones, me senté frente al ordenador y escribí este post. ¿Qué es la Difteria?

En los últimos 2 días he leído docenas de artículos a raíz del niño de Olot y la terrible enfermedad prevenible frente a la que actualmente lucha.

La comunidad científica 2.0 nos lanzamos a las redes en bloque a escribir sobre ello: Asociación Española de Pediatría, Comité Asesor de Vacunas, médicos generales, pediatras, biólogos, químicos… De todos he leído sus opiniones.

He leído también a madres, padres, maestros, periodistas. De todos ellos he sacado cosas interesantes e inspiradoras.

Algunos de los artículos… muy buenos, francamente, con mucho rigor científico, otros más periodísticos; otros cargados de emoción, de respeto, algunos sin embargo demasiado duros, críticos y sensacionalistas.

Por supuesto no hubo medio de comunicación que no se hiciera eco de la noticia: El País, El Mundo, La Vanguardia, La Razón, ABC, El Confidencial y un largo etc.

No es momento de hacer leña del árbol caído. Es momento de apoyar a esa familia que sin ninguna duda estará pasando por los momentos más duros de su  vida. Para ello no tenemos más que ponernos en la piel de uno de sus padres para hacernos una idea.

El ejercicio es fácil:

Es tu hijo el que está postrado en una cama de una UCI rodeado de tubos debatiéndose entre la vida y la muerte ante tu mirada impotente ahogada en la pena y en el mayor sufrimiento que pueda existir: la posibilidad de perder a tu hijo.

Creo que desde este punto de vista obtendremos pensamientos, sensaciones, opiniones y emociones mucho más constructivas.

antivacunasY desde ese punto me encuentro yo ahora una vez he pasado ya por la confusión, la sinrazón, la ira incluso por lo que estaba sucediendo y lo que podría suceder…

Y es ahora, en este preciso instante, desde la calma y la serenidad, desde la conexión sincera con esos padres a los que les deseo lo mejor, cuando me pregunto:

¿Dónde estáis, anti-vacunas? Me encantaría leer o escuchar qué tenéis que decir. Me gustaría escucharos desde la tranquilidad que ahora siento lo que habéis sentido vosotros cuando conocisteis la noticia, cuando leísteis todo lo que los demás hemos leído. Me encantaría conocer, desde la curiosidad más limpia, qué opináis al respecto.

Y os lo digo sin ánimo de lucha, ni de pelea. Insisto, desde la más sincera curiosidad, casi desde la curiosidad de una niña que pregunta por qué no vivimos para siempre.

¿Qué me decís?

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